¿Para qué sirven las nuevas tecnologías en términos de aprendizaje?

Un estudio experimental muestra que el uso del ordenador en el aula puede ser beneficioso, y que favorece especialmente a los alumnos con menos conocimientos y menos interés por la materia.

Es indudable que existe un alejamiento creciente entre la forma en que se enseña y el modo en que las nuevas generaciones se acercan a la información y al conocimiento. Se entiende así la preocupación por aprovechar el gancho del ordenador como herramienta para el aprendizaje, y también que la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) acaparen buena parte del debate sobre la calidad educativa. Cada Comunidad Autónoma tiene su modelo, pero todas pasan por conectividad de los centros, redes y ordenadores, muchos ordenadores.

Pero el ordenador no es sinónimo de calidad educativa ni mucho menos garantía de aprendizaje. La clave no está en la tecnología, sino en las complejas interacciones entre el profesor, el aprendiz y el contenido. El problema es que hay muy pocos estudios experimentales que aborden objetivamente el impacto de las TIC en el aula; faltan investigaciones que traten de responder sin sesgos oportunistas a las preguntas que todos nos hacemos: ¿Mejoran los ordenadores la calidad de la educación? ¿Sirven para aprender? ¿Cómo deben ser utilizados? ¿Son verdaderamente útiles?

De ahí la oportunidad de la investigación “Tecnología y Aprendizaje”, impulsada por Ediciones SM y dirigida por el instituto Idea. La finalidad principal del estudio era comparar el rendimiento académico de los alumnos en dos entornos de enseñanza bastante homogéneos, que difieren tan solo en el material pedagógico utilizado -ordenador o libro de texto- respetando la forma de trabajo habitual de los profesores y el normal funcionamiento de los centros. Participaron en el experimento más de 1500 alumnos de 3º de ESO en 16 centros de la Comunidad de Madrid (públicos, privados y concertados) durante el pasado curso escolar. Un mismo profesor trabajaba con un grupo de alumnos en el aula de informática, solo con materiales digitales, y con otro de control en el aula tradicional, solo con libro de texto. En el grupo de control, todos los alumnos usaban los mismos libros de texto. En el el grupo experimental, los alumnos empleaban materiales digitales diseñados según la norma de “aprender haciendo ”, con numerosas actividades interactivas relevantes y variadas que planteaban retos al alumno y le preparaban para resolver problemas. Se buscaba que los elementos multimedia fueran los protagonistas del mensaje, pero dentro de un marco pedagógico estructurado y coherente.

Se seleccionaron para el experimento dos unidades didácticas de Matemáticas y otras dos de Sociales. Los criterios de evaluación para el grupo experimental y el de control eran los mismos, y todos los alumnos realizaron las mismas pruebas de evaluación: inicial, final y de recuerdo. Obviamente, la investigación tiene limitaciones, principalmente por el número reducido de profesores implicados –dos en cada centro- y por el escaso tiempo de aplicación-dos meses-, lo que difícilmente puede impulsar cambios en el proyecto educativo del centro ni en la acción de profesores y de los alumnos. No obstante, el diseño de la experiencia no pretendía modificar el marco global de enseñanza sino solo comprobar la incidencia del trabajo con ordenador en los resultados de los alumnos y en las expectativas de los profesores.

Las conclusiones del estudio

Finalizada la experiencia, se pidió a los profesores que expresaran su opinión comparando la enseñanza con ordenador y la enseñanza tradicional. Consideraron que hay varios aspectos en que la enseñanza con ordenador es superior a la tradicional:
  • La flexibilidad metodológica.

  • El interés y la motivación de los alumnos por la materia.

  • La disciplina y el orden en el aula.

  • La adaptación a las necesidades de los alumnos.

  • Las relaciones alumno-profesor y alumno-alumno.

  • El ambiente de trabajo en el aula.

  • Son dimensiones imprescindibles para que se produzca un aprendizaje eficaz, pero paradójicamente, los profesores consideran que en el aula tradicional, donde no se dan estas condiciones, se aprende más que en el aula de ordenadores. Resulta muy llamativo que los profesores opinen que en un entorno en el que hay menos motivación, menos disciplina, menos atención, peor ambiente de trabajo y peores relaciones con los alumnos se pueda aprender más. Y aún más llamativo resulta esta opinión cuando los resultados de los exámenes realizados algo muy distinto: las notas obtenidas en las evaluaciones muestran que los alumnos aprenden lo mismo. Incluso se aprecia una ligera mejora en resultados obtenidos por los alumnos de Matemáticas en el grupo experimental, aunque no es significativa.

    Mucho más significativos son los resultados obtenidos tras el trabajo en con el ordenador por los alumnos con peor conocimiento inicial y menor motivación. Los datos manifiestan un ligero incremento de los resultados académicos de los alumnos menos atraídos por la asignatura de Matemáticas en comparación con los alumnos que manifiestan un mayor gusto hacia ella. Este hecho sugiere que los alumnos menos motivados y con peor conocimiento se ven beneficiados frente al resto cuando su aprendizaje se realiza por medio de materiales digitales. En el mismo sentido, los profesores señalaron que los alumnos que tradicionalmente no participan, se encuentran ahora más cómodos con esta nueva forma de enseñar.

    ¿Cómo interpretar este desajuste entre lo percibido por profesores y alumnos y los resultados de los exámenes realizados? Probablemente se deba al tipo de evaluación, centrada en pruebas concretas sobre los contenidos aprendidos y sin considerar aspectos tales como las capacidades generales que potencialmente pueden mejorar con el uso del ordenador. Se ha mantenido un enfoque tradicional de la evaluación para no penalizar a los alumnos de las clases de control, lo que ha condicionado el desarrollo de la experiencia y la valoración que profesores y alumnos han realizado sobre la misma.

    Desde esta concepción de la enseñanza y de su evaluación, no es extraño que los propios alumnos se hayan sentido inseguros y que hayan demandado una mayor precisión de qué debían aprender y de cómo se les iba a evaluar. La evaluación se convierte en el eje vertebrador de la enseñanza y aquello que implica riesgo en las calificaciones es puesto en cuestión. Por ello, no sorprende que profesores y alumnos hayan echado en falta las ventajas del libro de texto para facilitar el aprendizaje y su posterior evaluación. La existencia de libros de texto y de material informático con una estrecha conexión entre ambos parece ser el modelo que la mayoría de los profesores viven como posible y deseable.

    Aunque el uso del ordenador debe competir con una estructura de la enseñanza muy consolidada, en torno al aula tradicional, la utilización de materiales digitales provoca un cambio importante en la metodología. El tiempo empleado en la exposición del profesor disminuye claramente respecto a la metodología ordinaria y se duplica el trabajo individual y aún más el de los alumnos en pareja. Son cambios notables que se orientan hacia una atención más individualizada de los alumnos. La experiencia ha sensibilizado a los profesores sobre las posibilidades de los materiales digitales, ha desmitificado las barreras de la tecnología, les ha dado confianza y les ha abierto espacios para la reflexión y la innovación educativa.

    Podemos concluir que el problema principal no es un asunto técnico -tener o no tener ordenador- sino educativo: para qué, cómo y en función de qué concepción de la enseñanza se utilizan. Conseguir este objetivo no depende solamente de incorporar más ordenadores en los centros. Hace falta reflexionar sobre los objetivos, sobre la organización de los centros, sobre las relaciones entre profesores y alumnos, sobre el modelo de formación de los profesores, sobre la cooperación entre ellos, sobre el tiempo de los docentes, sobre, en suma, la calidad de la enseñanza. Los datos recogidos en este limitado experimento apuntan a que la enseñanza con ordenador puede contribuir a transformar la enseñanza en el aula, a mejorar el funcionamiento de los centros y a crear una cultura más favorable al cambio educativo.

    El informe completo y algunos de los materiales digitales desarrollados para esta investigación se pueden consultar en la siguiente dirección de Internet: www.piloto.librosvivos.net

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