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Mostrando entradas de julio, 2004

El fin del Big Bang o “con las supercuerdas hemos topado”

Los dos modelos más potentes de la física moderna, la relatividad general y la física cuántica son, paradójicamente, difíciles de reconciliar. Para lograr la integración de ambos modelos se desarrolló la teoría de las supercuerdas, cuya tremenda complejidad no sé si resistiría el test de Occam. Sí, ese principio básico de la metodología científica (“Entia non sunt multiplicanda praeter necesitatem” ) que obliga a los científicos a optar por los modelos y teorías más simples entre las que concuerden con las observaciones. Pues bien, según Gabriele Veneziano la nueva descripción de la materia, el espacio y el tiempo deducida de la teoría de las supercuerdas nos lleva a un modelo en el que el universo, sin principio ni fin, se expande e implosiona cíclicamente. La teoría de las supercuerdas se desarrolló partiendo de un modelo que Gabriele Veneziano propuso en 1968 para describir el mundo de los quarks, componentes elementales de las partículas. Las cuerdas tienen una magnitud finit

Ecologismo de salón

Acabo de saber que esta mañana varias decenas de activistas irrumpieron en el recinto del Fórum de las Culturas a bordo de pateras, flotadores y colchonetas hinchables y causaron serios destrozos para protestar contra la "la especulación" del evento. Es un hecho lamentable que dice muy poco a favor de quienes asaltan un espacio que se autodefine con términos como diálogo, cultura y tolerancia. Parece que una vez más la bronca y la brutalidad irracional han barrido a la discusión franca y eso es una mala noticia para todos.   Pero dicho esto, creo que en torno al Fórum hay motivos para la crítica e incluso para la sospecha. Cuando uno visita el Fórum y mira más allá de los eslóganes, nota que no se lo creen, que eso de la sostenibilidad y lo del comercio justo lo han ideado desde agencias de marketing con profesionalidad y eficacia, sí, pero con el mismo nivel de compromiso con que atienden las campañas del coñac Osborne o de los móviles Amena. Esa fue mi sensación al entr

“Chupar rueda” o una lección de eficacia energética

El final de una etapa de montaña del Tour, que acabo de ver por televisión, me ha recordado un par de cosas: primero que la ciencia sigue explicando el porqué de muchas cosas, premisa que destaca el lema de este weblog, y segundo, que llevaba mucho tiempo desatendiendo este espacio en la red. Así que me pongo a ello. Como saben los estudiantes de física, la fuerza que se opone al avance de un ciclista está relacionada con la fricción con el suelo y con el aire. A bajas velocidades, el rozamiento con el suelo es un componente importante pero a medida que aumenta la velocidad, este componente pierde peso relativo frente al rozamiento dinámico que ofrece el aire, que para un ciclista profesional constituye la la principal fuerza que se opone al pedaleo. De ahí que los ciclistas profesionales traten de arañar centésimas de tiempo a partir de detalles aparentemente insignificantes: ruedas lenticulares en las contrarreloj, tubos ovalados, cascos aerodinámicos, ropa ceñida y de tejido