Ecologismo de salón

Acabo de saber que esta mañana varias decenas de activistas irrumpieron en el recinto del Fórum de las Culturas a bordo de pateras, flotadores y colchonetas hinchables y causaron serios destrozos para protestar contra la "la especulación" del evento. Es un hecho lamentable que dice muy poco a favor de quienes asaltan un espacio que se autodefine con términos como diálogo, cultura y tolerancia. Parece que una vez más la bronca y la brutalidad irracional han barrido a la discusión franca y eso es una mala noticia para todos.
 
Pero dicho esto, creo que en torno al Fórum hay motivos para la crítica e incluso para la sospecha. Cuando uno visita el Fórum y mira más allá de los eslóganes, nota que no se lo creen, que eso de la sostenibilidad y lo del comercio justo lo han ideado desde agencias de marketing con profesionalidad y eficacia, sí, pero con el mismo nivel de compromiso con que atienden las campañas del coñac Osborne o de los móviles Amena. Esa fue mi sensación al entrar en una tienda que exponía mensajes de comercio justo y toparme con un gran expositor de Nestlé. Pregunté con el chocolate Eguita y no lo conocían, aunque me dieron un folleto sobre el problema del cacao. Políticamente correcto.
 
Pensé en los ecologistas de salón al pasear por los grandes espacios abiertos del Fórum entre largas hileras de palmeras y árboles plantados en grandes jardineras de madera maciza, tratada químicamente para que conserve el aspecto “natural”, o en cubos construidos con gruesa plancha de acero, eso sí, sin pintar, porque se dice por ahí que la pintura es tóxica (como si el óxido no lo fuera). No hay que ser un ecologista aguerrido para entender que lo respetuoso con el medio hubiera sido hacer unos agujeros en el suelo y evitar las absurdas jardineras.
 
Pensé también en los ecologistas de salón cuando veía cómo los grupos de escolares salían disparados de las grandes carpas dedicadas a los problemas medioambientales, donde una estética críptica hacía imposible captar el mensaje, incluso a los iniciados. Cuando oí a un grupo de chicos advertir a otros “no entréis, que es un rollo” pensé en cuánto más hubiera ganado el medioambiente si no se hubieran montado estas exposiciones.
 
Pero las incongruencias estaban por todas partes. Baste otro ejemplo. Antes de permitir el paso a la exposición de los guerreros de Xi’an, pasaban un documental sobre su historia. Me pareció normal que la película estuviera en catalán y confieso que me hizo gracia encontrar los subtítulos en francés. A lo mejor van rotando los idiomas, pensé, aunque harían bien en advertirlo a la entrada. Lo que me molestó fue que al acabar la película el monitor dio un listado de prohibiciones ¡solo en castellano!
 
Que alguien me lo explique. ¿Sería que los privilegiados que habían seguido la historia de los guerreros no necesitaban saber que estaba prohibido sacar fotos? ¿Sería que una cosa es la cultura, que puede ser minoritaria, y otra las normas, que son para todos? ¿Sería simplemente que quería que la mayoría de los asistentes se enteraran?

 Los responsables del Fórum harían bien en evitar estos mensajes de doble lectura que confunden al ciudadano y –a la vista de lo ocurrido esta mañana- acaban por cabrearlo. Sin duda al Fórum le falta un hervor.


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