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Mostrando entradas de mayo, 2005

Ponte rojo... para competir

Según un estudio publicado la pasada semana en la revista Nature los deportistas que visten de rojo tienen ventaja respecto a sus adversarios.  Russell A. Hill y Robert A. Barton, investigadores del Evolutionary Anthropology Research Group de la universidad de Dirham, afirman en este artículo que el color rojo en la vestimenta de un deportista le proporciona una ventaja que puede marcar la diferencia cuando los competidores están igualados en todos los demás aspectos.  Hill y Barton extrajeron esta conclusión tras examinar los resultados de cuatro disciplinas de lucha en los pasados Juegos Olímpicos de Atenas en los que participaban dos adversarios, a los que se asignaba aleatoriamente el color rojo o azul para el combate. Según sus observaciones, el deportista con prendas rojas ganó al vestido de azul en el 55 % de los combates en las disciplinas estudiadas (boxeo, taekwondo, lucha greco-romana y lucha libre). La conclusión parece previsible y razonable.  El color rojo en la natural

Frank Wilczek o la inimaginable realidad

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Los creativos suelen caracterizarse por su pensamiento lateral o divergente, también en el ámbito de las ciencias. Un buen ejemplo es Frank Wilczek, Nobel de Física de 2004 por sus trabajos en el ámbito de la cromodinámica cuántica (QCD) y la hipótesis de la libertad asintótica. Poco después de la concesión del Nobel ya expresé en un post mi admiración por el pensamiento divergente de los investigadores de este campo (el artículo, que profundiza en el sorprendente mundo de las partículas elementales, se llama “ Nobel de Física... a la creatividad ”), pero recientemente tuve la ocasión de conocer personalmente a Wilczek en una conferencia que dio en Madrid y, francamente, superó mis expectativas de estar ante un gran creativo de la ciencia. A sus 53 años Wilczek, ataviado con un traje negro sobre una camiseta del mismo color decorada con las ecuaciones de Einstein, mostraba un aire juvenil y de “chico malo” al que contribuía una sonrisa estereotipada, que mantenía incluso en el nudo de