Experimentos... ¡con cocacola!

“Experimentos... pocos y con gaseosa”; una expresión socorrida para señalar que no queremos correr riesgos ante algo. Pero seguramente muchos se sorprenderían de las grandes posibilidades en el laboratorio de las bebidas gaseosas, especialmente de la cocacola, una de las más conocidas. Pues sí, la “chispa de la vida” no solo sirve para quitar la sed o para combinarla con ron, sino que da mucho juego para el trabajo práctico en las clases de ciencias. No es que sea un reactivo excepcional, pero este uso poco ortodoxo tiene sus ventajas, porque garantiza la atención de los alumnos; es lo que tiene la popularidad. Y lo curioso es que queda en la memoria de los alumnos más allá de lo esperable. Por ejemplo, hace poco coincidí en la boda de la hija de unos amigos, a la que además di clase muchos muchos años atrás, con un grupo de ex-alumnas amigas suyas. Alguna ni siquiera recordaba de qué materia les daba clases, pero otra comentó de pronto:
- Pues yo recuerdo perfectamente unos experimentos con cocacola...

¿Se dan cuenta? No es para tirar cohetes, pero detalles como este refuerzan mi convicción de que la ciencia debe construirse desde la experiencia personal y apoyarse en lo cotidiano, para que el alumno la encuentre relevante. Así que la cocacola formaba parte de mi material de laboratorio. Es un ácido nada despreciable, de pH cercano a 3, por lo que sirve para numerosos experimentos. Por ejemplo, para ablandar cáscaras de huevo, o huesos; para comprobar la conservación de la masa al reaccionar con bicarbonato en botellas tapadas con un globo, o como ejemplo de ruptura de equilibrios al cambiar las condiciones de presión (al abrir una botella, el ácido carbónico se vuelve inestable y se transforma en CO2, que forma las burbujas; o para demostrar que este proceso de descomposición consume energía, de modo que si el líquido está muy frío, se congela en el momento de quitar el tapón, o...

Eran experimentos muy básicos, pero que llamaban la atención de los alumnos, siempre que se cuide la puesta en escena. Y justo esta parte es lo que han bordado los responsables de la iniciativa EepyBird quienes, por cierto, no ofrecen información sobre sí mismos y sus objetivos en la página web.

La ciencia como espectáculo en EepyBird

”¿Qué ocurre cuando combinas 200 litros de Coke light y 500 Mentos? Es divertido y completamente insano”

Así presentan el reto, que desarrollan unos profesores muy divertidos, con una puesta en escena impecable. Tras una larga serie de pruebas, combinando todo tipo de variables, han llegado a unas cuantas situaciones en que la espectacularidad es insuperable: altísimos géiseres, baterías de botellas pendulares, surtidores sincronizados con la música, o múltiples chorros, que simulan “las fuentes del casino Bellagio en Las Vegas”. Se lo han currado, y merece la pena ver el resultado. (Aquí puedes acceder a uno de los vídeos).

Para dar un toque aún más surrealista, aparecen preguntas que no tienen desperdicio:

“¿Explotará usted si bebe cocacola y come Mentos?”

No es extraño que los responsables de “la chispa de la vida” no están muy contentos. Prefieren que la gente consuma este refresco del modo habitual y predecible, y no parecen inclinados a posicionar su producto en el canal de los reactivos químicos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
y realmente podrías morir?
Anónimo ha dicho que…
¿Y la respuesta a la pregunta que planteas? ¿Por qué dejas a tu público con la duda, siendo que eres un experto en el tema? A mí me parece que los directivos de CocaCola y Mentos aprovecharon para redireccionar la reacción del público, distrayéndolo y divirtiéndolo, y evitar así que se cuestione los posibles riesgos de ingerir sus productos... ¿qué tantos riesgos encara beber CocaCola o PepsiCola diariamente, a diversas horas del día, como se acostumbra en gran parte de la población de México y otros países latinoamericanos, por ejemplo?

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