Cierre de la Feria de la Ciencia, o el chocolate del loro presupuestario de la CM

“Como en los viejos chistes, tenemos dos noticias, una buena y otra mala.” Así empezaba un email de José González, director de la Feria de la Ciencia, para comunicarme que la décima Feria no se va a celebrar, al parecer por motivos presupuestarios. La buena noticia era que el jurado del concurso Ciencia en Acción 2008 había otorgado, por unanimidad, el Premio Especial del Jurado, de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), a la Iniciativa de la Feria, porque implica "el acercamiento de la ciencia a la ciudadanía y la difusión de la cultura científica, así como la participación de alumnos, profesores e investigadores en la comunicación de la ciencia”. El jurado destacó también "el carácter pionero" de la feria y valoró su "actitud abierta hacia iniciativas de sociedades científicas, universitarias, centros de investigación y centros de enseñanza secundaria, actores principales en la comunicación de la ciencia y la tecnología".

Organizadores de la Feria de la Ciencia junto al diploma del premio de la FECYT. José González está al otro lado de la cámara.

El galardón otorgado amplifica, si cabe, la desoladora noticia del cierre. Desde que se puso en marcha en 2000, la Feria de la Ciencia ha demostrado que es posible acercar la ciencia al ciudadano de a pie, implicándolo, además, en el trabajo de los científicos. Las largas colas en la entrada de los pabellones de IFEMA son la demostración clara de que la ciencia interesa a todos cuando se presenta de forma abierta, interactiva e inteligente. Ese ha sido el principal logro de nueve intensos años de historia de esta Feria multitudinaria, participativa, insólita, que en su pasada edición recibió más de 150.000 visitantes, principalmente niños, profesores y familias.
Puede resultar paradójico este desmesurado interés por la ciencia en un país con calamitosos resultados en las pruebas internacionales. Pero no lo es; el ciudadano tiene interés por la ciencia, un fenómeno que impacta directamente en su vida, pero necesita puentes que le faciliten el acceso, que traduzcan el lenguaje críptico, que le contagien la emoción del descubrimiento. La Feria de la Ciencia fue, durante sus nueve años de vida, ese puente directo hacia el conocimiento, pero mantenerlo tendido requiere una mínima implicación por parte de los políticos y, para nuestra desgracia, la ciencia está completamente fuera de la cortedad de sus esquemas.
Eso explica que, a punto de cumplir su décima convocatoria, la Comunidad de Madrid haya decidido acabar con este acontecimiento tan especial. La excusa de la crisis tiene poco peso cuando se conoce que el mero acto de inauguración de los teatros del Canal, al que no asistieron ni las autoridades municipales, supuso un gasto equivalente a la mitad del presupuesto de la Feria. Y basta con muy poco dinero para dar cauce a la energía que aportan los centros escolares, que llevan meses preparando su participación. De hecho, las primeras convocatorias fueron extraordinariamente austeras y, sin embargo, cumplieron bien su cometido. No, no es cuestión de presupuesto, sino de desinterés. Bueno, y de las batallitas de poder entre los políticos, con sus daños colaterales. No olvidemos que la Feria nació con un grave “pecado original”, el de ser convocada por la Consejería de Investigación y no por la de Educación -“¿No participan centros escolares? Pues la quiero para mí...”- De modo que lo que era un éxito para los ciudadanos era una china en el zapato para el agraviado Consejero de turno. Y a mayor éxito, mayor duelo. Así que el cierre de la Feria vendría a resolver agravios y a poner paz entre nuestros próceres, que podrán reinstalarse en su inopia habitual. ¡Qué estrés, tanta gente interesada por la ciencia!
Ni los éxitos cosechados, ni el galardón obtenido, ni siquiera la ilusión de los colegios, universidades y centros de investigación por continuar, ha impedido el absurdo cierre. De hecho, hay centros educativos que llevan meses preparando su participación de cara a la X Feria, una actividad consolidada que ya se había integrado en la programación anual. La convocatoria en el BOCM no ha sido retirada, por lo que se hará una presentación virtual para mantener las apariencias sin comprometer en exceso a nuestros sufridos políticos.
¿Cómo vamos a despegar en ciencia y tecnología con gestores tan miopes? Tenemos, sin duda, la ciencia que nos merecemos, la única compatible con la escasez de miras de quienes nos rigen. Y cuando la prensa airee los próximos resultados internacionales de las pruebas de ciencias nosotros nos consolaremos criticando nuestro sistema educativo, mientras estos políticos inanes siguen enzarzados en enredos estériles.

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