¿Por qué le llamamos eficiencia energética cuando queremos decir subvención?
Las subvenciones, incentivos, exenciones fiscales, y las diferentes formas de pagar entre todos los elevados costes de lo que solo acaba beneficiando a unos pocos, son una fuente de opacidad que impide el análisis objetivo, sereno e imparcial de las fuentes energéticas y de su eficiencia. Pensemos en la energía nuclear, por ejemplo. El pasado mes de junio el presidente del Foro de la Industria Nuclear Española, Eduardo González, defendía un incremento de esta energía –que el pasado año supuso la cuarta parte de la producción eléctrica en España- porque “el modelo energético no puede depender de los combustibles fósiles por el precio y por el cambio climático” y aprovechó para recordar que el “coste medio de producción es de 0,1083 euros por kilowatio-hora.” Pero, ¿es realmente ese el coste real del kW·h? ¿Se incluyen ahí las ayudas oficiales iniciales y la compensación por la moratoria nuclear? ¿Y la elevada factura de gestión de los residuos? ¿Y los costes de desmantelamiento d...