Libros, amores y traiciones imperdonables

En la librería de un híper, donde las obras se disponen en lineales como las verduras, los lácteos y los artículos de limpieza, es difícil atinar en la selección de un libro. Por si fuera poco, el retráctil plástico que lo preserva del manoseo por dedos que vienen de la fruta y de los congelados, deja pocas posibilidades a una cata inicial. Así que uno debe dejarse guiar por atributos externos y, especialmente, por la portada. Cualquier cosa es mejor que preguntar al empleado, que observa el lineal con gafas de reposición, como las que emplea en la zona de bollería. “Éste es el que se vende más”, es la máxima información que lograrás extraerle. "...el acto no se consumará en el híper, ni siquiera al llegar a casa. Habrá que esperar a ese momento especial, de intimidad absoluta, para descorchar el vino, tomar el libro y dejar que se desaten las emociones." De modo que es la portada –con el conjunto de sus atributos, claro- la responsable del amor a primera vista. Tras el flech...